La caries es una enfermedad infectocontagiosa (SI se contagia de diente a diente y de persona a persona) que se manifiesta con lesiones en las piezas dentarias en las superficies libres o entre las superficies interdentarias. Es generada por bacterias. Las lesiones que se producen en los dientes básicamente se producen porque al haber restos de alimentos que no removemos en un tiempo prologado, estos se transforman en ácidos y comienzan a desmineralizar el esmalte. Esta infección va avanzando y destruyendo el diente (o molares también) y al principio es “silencioso”, es decir no genera dolor. Cuando la infección llega a la pulpa (“nervio” del diente) puede provocar mucho dolor y ahí la única manera de salvar la pieza es a través de una endodoncia (tratamiento conducto) y restauración de la pieza.

Las caries las podemos evitar de muchas formas:
Básicamente, siendo constante en la higiene bucal con una correcta técnica de cepillado que debe ser enseñada por el dentista tratante. Limpiar la lengua con un limpia lengua es un hábito poco sabido, pero muy importante para evitar el mal aliento. El cepillado nocturno es FUNDAMENTAL para mantener las piezas libres de caries.

En niños el cepillado o limpieza de los dientes debe comenzar desde la aparición de la primera pieza en boca y evitar que el niño se acueste en la noche con una mamadera sin limpiar los dientes después.

El cepillo debe ser suave, de mango recto. Idealmente se debe usar seda dental para limpiar las superficies entre los dientes y molares y usar una pasta con flúor.